lunes, 20 de diciembre de 2010

FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2011!!!


FELICES FIESTAS Y PROSPERO 2011.


PAZ Y BIEN A TODOS VOSOTROS...

martes, 30 de noviembre de 2010

HERMANOS A REZAR EL ROSARIO HASTA EL 13 DE DIECIEMBRE!!! (A PETICION DE KIKO)

LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE JAPÓN, HAN " ESTUDIADO" QUE LAS DOCTRINAS DEL CAMINO NEOCATECUMENAL, NO SON VALIDAS PARA LA CULTURA DE ALLÁ, QUE NO SE ADAPTA A LOS TIEMPOS DE AHORA... QUE NO HACE BIEN.,, SEGÚN ELLOS... Y HAN QUERIDO CERRAR EL CAMINO NEOCATECUMENAL INSTRUMENTO DE SALVACION PARA UN PAIS TAN PAGANIZADO... POR 5 AÑOS
PAIS DONDE EL SEÑOR HA SUSCITADO... MARAVILLOSAS CONVERSIONES!
DONDE SE HA LUCHADO TANTO POR CATEQUIZAR!
Y DONDE TANTOS HERMANOS SE HAN IDO A ANUNCIAR LA BUENA NUEVA ... OLVIDANDOSE DE SI MISMOS PARA IR UN LUGAR TAN DIFERENTE A EUROPA , AMERICA! ETC
          POR TANTO KIKO... HABLO CON LA SANTA SEDE.... Y EL PAPA HA DICHO "QUE    ESTO DEL CIERRE NO ES POSIBLE" QUE EL MISMO AYUDARA AL CAMINO PARA ESTUDIAR PORQUE ES QUE ESTOS OBISPOS NO QUIEREN AL CAMINO EN JAPÓN...


lunes, 29 de noviembre de 2010

EL CIRUJANO QUE ENCONTRO A JESUS EN EL CORAZON DE UN NIÑO...

Mañana en la mañana abriré tu corazón le explicaba el cirujano a un niño. Y el niño interrumpió: ¿Usted encontrará a Jesús allí?
El cirujano se quedó mirándole, y continuó: -Cortaré una pared de tu corazón para ver el daño completo.
Pero cuando abra mi corazón, ¿encontrará a Jesús ahí?, volvió a interrumpir el niño. El cirujano se volvió hacia los padres, quienes estaban sentados tranquilamente.
 
Cuando haya visto todo el daño allí, planearemos lo que sigue, ya con tu corazón abierto. Pero, ¿usted encontrará a Jesús en mi corazón? La Biblia bien claro dice que Él vive allí. Las alabanzas todas dicen que Él vive allí....
 
¡Entonces usted lo encontrará en mi corazón!
 
El cirujano pensó que era suficiente y le explicó: Te diré que encontraré en tu corazón..
Encontraré músculo dañado, baja respuesta de glóbulos rojos, y debilidad en las paredes y vasos. Y aparte me daré cuenta si te podemos ayudar o no.
 
¿Pero encontrará a Jesús allí también? Es su hogar, Él vive allí, siempre está conmigo.
 
El cirujano no toleró más los insistentes comentarios y se fue. Enseguida se sentó en su oficina y procedió a grabar sus estudios previos a la cirugía: aorta dañada, vena pulmonar deteriorada, degeneración muscular cardiaca masiva. Sin posibilidades de trasplante, difícilmente curable.
 
Terapia: analgésicos y reposo absoluto.  
Pronóstico: tomó una pausa y en tono triste dijo: muerte dentro del primer año. Entonces detuvo la grabadora. Pero, tengo algo más que decir: ¿Por qué? Pregunto en voz alta ¿Por qué hiciste esto a él? Tú lo pusiste aquí, tú lo pusiste en este dolor y lo has sentenciado a una muerte temprana. ¿Por qué?
 
De pronto, Dios, nuestro Señor le contestó: El niño, mi oveja, ya no pertenecerá a tu rebaño porque él es parte del mío y conmigo estará toda la eternidad. Aquí en el cielo, en mi rebaño sagrado, ya no tendrá ningún dolor, será confortado de una manera inimaginable para ti o para cualquiera. Sus padres un día se unirán con él, conocerán la paz y la armonía juntos, en mi reino y mi rebaño sagrado continuará creciendo.
 
El cirujano empezó a llorar terriblemente, pero sintió aun más rencor, no entendía las razones. Y replicó: Tú creaste a este muchacho, y también su corazón ¿Para qué? ¿Para que muera dentro de unos meses?, el Señor le respondió: Porque es tiempo de que regrese a su rebaño, su tarea en la tierra ya la cumplió.
Hace unos años envié una oveja mía con dones de doctor para que ayudara a sus hermanos, pero con tanta ciencia se olvidó de su Creador.
Así que envié a mi otra oveja, el niño enfermo, no para perderlo sino para que regresara a mí aquella oveja perdida hace tanto tiempo.
El cirujano lloró y lloró inconsolablemente.
Días después, luego de la cirugía, el doctor se sentó a un lado de la cama del niño; mientras que sus padres lo hicieron frente al médico. El niño despertó y murmurando rápidamente preguntó:
 ¿Abrió mi corazón?  
Si, dijo el cirujano
¿Qué encontró? preguntó el niño
 Tenías razón, encontré allí a Jesús.
 
Dios tiene muchas maneras y formas diferentes para que tu regreses a su lado.

sábado, 27 de noviembre de 2010

El auténtico arte sacro..

El arte sacro tiene la tarea de servir con la belleza a la sagrada liturgia. En la Sacrosanctum Concilium está escrito: “La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artístico, sino que acomodándose al carácter y condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artístico digno de ser conservado cuidadosamente” (n. 123).
La Iglesia, por tanto, no elige un estilo; esto quiere decir que no privilegia el barroco o el neoclásico o el gótico, sino que todos los estilos son capaces de servir al rito. Esto no significa, evidentemente, que cualquier forma de arte pueda o deba ser aceptada acríticamente, de hecho en el mismo documento, se afirma con claridad: “la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado” (n. 122). Resulta útil, por tanto, preguntarse “qué” forma artística puede responder mejor a las necesidades de un arte sacro católico, o lo que es lo mismo, “cómo” el arte puede servir mejor “con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia”.
Los documentos conciliares no derrochan palabras, y sin embargo dan directivas precisas: el arte sacro auténtico debe buscar “noble belleza” y no “mera suntuosidad”, no debe contrariar a la fe, las costumbres, la piedad cristiana, u ofender el “genuino sentido religioso”. Este último punto viene explicitado en dos direcciones: las obras de arte sacro pueden ofender el sentido religioso genuino bien “por la depravación de las formas”, es decir, formalmente inoportunas, o “por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte” (n. 124). Se requiere al arte sacro la propiedad de una forma bella, “no depravada”, y la capacidad de expresar de forma apropiada y sublime el mensaje. Un claro ejemplo está presente también en la Mediator Dei, en la que Pío XII pide un arte que evite “el realismo excesivo por una parte, y por otra, el exagerado simbolismo” (n. 190).
Estas dos expresiones se refieren a expresiones históricas concretas. Encontramos de hecho “excesivo realismo” en la compleja corriente cultural del Realismo, nacido como reacción al sentimentalismo tardorromántico de la pintura de moda, y que podemos encontrar también en la nueva función social asignada al papel del artista, con peculiar referencia a temas tomados directamente de la realidad contemporánea, y también además la podemos relacionar con la concepción propiamente marxista del arte, que conducirán a las reflexiones estéticas de la II Internacional, hasta las teorías expuestas por G. Lukacs. Además, hay “excesivo realismo” también en algunas posturas propiamente internas a la cuestión del arte sacro, e sea, en la corriente estética que entre finales del siglo XIX y principios del XX propuso pinturas que tratan temas sagrados sin afrontar correctamente la cuestión, con excesivo verismo, como por ejemplo una Crucifixión pintada por Max Klinger, que ha sido definida como una composición “mixta de elementos de un verismo brutal y de principios puramente idealistas” (C. Costantini, Il Crocifisso nell’arte, Florencia 1911, p. 164).
Encontramos en cambio “exagerado simbolismo” en otra corriente artística que se contrapone a la realista. Entre los precursores del pensamiento simbolista se pueden encontrar G. Moureau, Puvis de Chavannes, O. Redon, y más tarde se adhirieron a esta corriente artistas como F. Rops, F. Khnopff, M. J. Whistler. En los mismos años, el crítico C. Morice elaboró una verdadera y propia teoría simbolista, definiéndola como una síntesis entre espíritu y sentidos. Hasta llegar luego, después de 1890, a una auténtica doctrina llevada adelante por el grupo de los Nabis, con P. Sérusier, que fue su teórico, por el grupo de los Rosacruces que unía tendencias místicas y teosóficas, y finalmente por el movimiento del convento benedictino de Beuron.
La cuestión se aclara más, por tanto, si se encuadra inmediatamente en los términos histórico-artísticos correctos; en el arte sacro es necesario evitar los excesos del inmanentismo por una parte y del esoterismo por la otra. Es necesario emprender el camino de un “realismo moderado” junto a un simbolismo motivado, capaces de captar el desafío metafísico, y de realizar, como afirma Juan Pablo II en la Carta a los Artistas un medio metafórico lleno de sentido. Por tanto, no un hiperrealismo obsesionado por un detalle que siempre se escapa, sino un sano realismo que en el cuerpo de las cosas y en el rostro de los hombres sabe leer y aludir, y reconocer la presencia de Dios.
En el mensaje a los artistas se dice: “Vosotros [los artistas] la habéis ayudado [a la Iglesia] a traducir su divino mensaje en el lenguaje de las formas y de las figuras, a hacer perceptible el mundo invisible”. Me parece que en este pasaje se toca el corazón del arte sacro. Si el arte, todo arte, da forma a la materia, expresa lo universal mediante lo particular, el arte sacro, el arte al servicio de la Iglesia, lleva a cabo también la sublime mediación entre lo invisible y lo visible, entre el divino mensaje y el lenguaje artístico. Al artista se le pide que de forma a la materia re-creando incluso ese mundo invisible pero real que es la suprema esperanza del hombre.
Todo esto me parece que conduce hacia una afirmación del arte figurativo – o sea, un arte que se empeña en “figurar” la realidad – como máximo instrumento de servicio, como mejor posibilidad de un arte sacro. El arte realista figurativo, de hecho, logra servir adecuadamente al culto católico, porque se funda en la realidad creada y redimida y, precisamente comparándose con la realidad, consigue evitar los escollos opuestos de los excesos. Precisamente por esto se puede afirmar que lo más propio del arte cristiano de todos los tiempos es un horizonte de “realismo moderado”, o si queremos, de “realismo antropológico”, dentro del cual se han desarrollado, en el tiempo, todos los estilos propios del arte cristiano (dada la complejidad del tema, remito a artículos posteriores).
El artista que quiera servir a Dios en la Iglesia, no puede sino medirse con la “imagen”, la cual hace perceptible el mundo invisible. Al artista cristiano se le pide, por tanto, un compromiso particular: el de representar la realidad creada y, a través de ella, ese “más allá” que la explica, la funda, la redime. El arte figurativo no debe tampoco temer como inactual la “narración”, el arte es siempre narrativo, tanto más cuando se pone al servicio de una historia que ha sucedido, en un tiempo y en un espacio. Por la particularidad de esta tarea, al artista se le pide también que sepa “qué narrar”: conocimiento evangélico, competencia teológica, preparación histórico-artística y amplio conocimiento de toda la tradición iconográfica de la Iglesia. Por otra parte, la teología misma tiende a hacerse cada vez más narrativa.
La obra de arte sacro, por tanto, constituye un instrumento de catequesis, de meditación, de oración, siendo destinada “al culto católico, a la edificación, a la piedad y a la instrucción religiosa de los fieles”; los artistas, como recuerda el ya muchas veces citado mensaje de la Iglesia a los artistas, han “edificado y decorado sus templos, celebrado sus dogmas, enriquecido su liturgia” y deben seguir haciéndolo.
Así también hoy nosotros somos llamados a realizar en nuestro tiempo obras y trabajos dirigidos a edificar al hombre y a dar Gloria a Dios, como recita la Sacrosanctum Concilium: “También el arte de nuestro tiempo, y el de todos los pueblos y regiones, ha de ejercerse libremente en la Iglesia, con tal que sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia; para que pueda juntar su voz a aquel admirable concierto que los grandes hombres entonaron a la fe católica en los siglos pasados” (n. 123).

Los católicos y las nuevas ideologías...

Por Monseñor Giampaolo Crepaldi 
 
La razón política hoy tiende a ser débil en cuanto que viene flanqueada por el relativismo, que la hace a menudo incapaz de examinar racionalmente los valores morales y los contravalores, y valorar la utilidad de las diversas religiones para la construcción del bien común. Esta debilidad hace a la razón política mayormente disponible a las sirenas de las nuevas ideologías.
Tras el derrumbe de las grandes ideologías de los siglos XIX y XX, hecho que se hace remontar simbólicamente a la caída del muro de Berlín en 1989, las ideologías no han desaparecido de la escena política. De hecho han nacido muchas otras, y una sobre todo: el reduccionismo. El reduccionismo es la principal ideología de hoy. Mientras las ideologías anteriores eran integrales (e integristas), es decir, proponían una visión completa y omnicomprensiva de la realidad, la ideología que prevalece hoy es exactamente lo opuesto: descompone la realidad en ámbitos no medibles recíprocamente. Así, con la excusa de liberarse de las ideologías crea otra, también omnicomprensiva, aunque por defecto más que por exceso.
El reduccionismo está ampliamente difundido en todos los ámbitos. La persona es reducida a sus genes o a sus neuronas, el amor se reduce a química, la familia se reduce a un acuerdo, los derechos se reducen a deseos, la democracia se reduce a procedimiento, la religión se reduce a mito, la procreación se reduce a producción en laboratorio, el saber se reduce a ciencia y la ciencia se reduce a experimento, los valores morales se reducen a decisiones, las culturas se reducen a opiniones, la verdad se reduce a sensación, la veracidad se reduce a autenticidad, es decir, a coherencia con la propia autoafirmación.
Que las legislaciones de muchos Estados tercamente sigan financiando la investigación científica a través de las células madre embrionarias, incluso rechazando aplicar ese principio de “precaución” que en otros contextos se propone como un imperativo categórico. En este caso, si la mayoría de los científicos se dice favorable, no puede ser por motivos científicos, si acaso por una especie de “fe” en una libertad genérica de la investigación científica que presenta muchos síntomas de la ideología.
Este insinuarse de la ideología en las cuestiones que afectan al hombre y a su bien verdadero provoca una cierta dificultad para captar los problemas en su globalidad. La ideología, de hecho, se nutre de reduccionismo. Esta es una postura particular que pretende valer por entero. No toda reducción se convierte en ideología, sino solo la que esconde esta reducción y pretende hablar aún por el todo. La ideología, así, acaba por contaminar el cuadro del saber y de resquebrajar “la cohesión interior del cosmos de la razón” (Benedicto XVI).
Esto vale también para la razón política. Si la ciencia neonatal nos dice que un niño que nace prematuro en la semana 22 puede ser salvado, resulta difícil motivar por qué se puede seguir permitiendo el aborto legal hasta la semana 24. Si la ciencia nos dice que no se pueden utilizar las células madre embrionarias para la reconstrucción de tejidos enfermos porque tienen altas posibilidades cancerígenas y si la misma ciencia nos dice que existe la posibilidad de utilizar para fines terapéuticos las células madre adultas, las cuales pueden ser hechas retroceder al estado de las embrionarias con todas las potencialidades consiguientes pero sin riesgo, se hace muy difícil explicar para qué se amplían las posibilidades de la propia razón política y liberarla así de las nuevas ideologías.
La ampliación de la razón, sin embargo, no puede ser solo fruto de la razón, porque nadie da lo que no tiene. La Deus caritas est asigna a la fe esta tarea y la Spe salvi lo atribuye a la esperanza. En esta última encíclica, Benedicto XVI habla de hecho de la ampliación “del corazón” además de la razón. Refiriéndose a san Agustín, el Papa dice que “el hombre fue creado para una realidad grande […] pero su corazón es demasiado estrecho para la gran realidad que se le ha asignado. Debe ser ensanchado, […], agrandado y después limpiado”. Por esto la razón política necesita también la fe cristiana, porque para purificarse necesita también del corazón. Y mientras la razón es con todo una característica universal, el corazón es una característica personal. La política necesita hombre de fe, creyentes comprometidos en ella, para que la propia razón política pueda ampliarse hacia cuanto tiende el hombre en su totalidad y trascendencia. Las ideologías de hoy son por ejemplo el ecologismo, el vitalismo, el cientificismo, el materialismo, el psicologismo, el desarrollismo, el tercermundismo, el pauperismo, la ideología de género, la ideología de la diversidad, la de la tolerancia, el economicismo, la ideología del homo oeconomicus, el inclusivismo, el narcisismo.
El ecologismo es la exaltación de la naturaleza en cuanto tal hasta proclamar su superioridad respecto a la propia persona, vista como elemento de trastorno para la ecología natural. El ecologismo a menudo persigue una salvación entendida como bienestar y equilibrio psicofísico con el peligro de confundir la oración con el training autógeno. El vitalismo tiende a considerar todas las formas de vida como poseedoras de la misma dignidad hasta poner en duda la superioridad del hombre respecto a otros seres vivos y hablar, por ejemplo, de derechos de la naturaleza, derechos de los animales o derechos de las plantas.
El cientificismo es la exaltación de la ciencia como única forma de saber e incluso como salvación de la humanidad. Esto va al mismo paso con el materialismo en cuanto que la ciencia, se dice, constata sencillamente hechos y los mide, por tanto todo es fáctico y mensurable. El materialismo significa que todo está hecho de materia y que el espíritu no existe, por lo que la vida humana, incluso en sus manifestaciones más altas como la religiosa o ética o artística, sería fruto o de los genes o de las neuronas. Hoy hay un fuerte reduccionismo antropológico que reduce precisamente la persona humana a sus genes o a sus neuronas, e incluso el amor no sería sino química.
Una forma sutil de materialismo antropológico es el psicologismo, al que alude también la Caritas in veritate: todos los problemas interiores de la persona se reducen a problemas psicológicos y lo primero que se hace es ir al psicólogo. Pero hay problemas morales y espirituales que no pueden reducirse a lo psicológico. El confesor no es un analista, un papá y una mamá no pueden eximirse de educar en el bien moral a sus hijos delegando la cuestión a los psicólogos.
El materialismo es evidente también en el desarrollismo, es decir, en considerar los problemas del desarrollo solo como problemas materiales sin contar los factores culturales, religiosos o espirituales. Por el contrario, está también la ideología del decrecimiento o del post-desarrollo que niega valor al desarrollo y manifiesta una visión pesimista del hombre. El pauperismo es en cambio la ideología según la cual para estar todos mejor y para que haya mayor justicia sería necesario ser todos más pobres y dividir en partes iguales el pastel de la riqueza. El pauperismo se une a menudo con el tercermundismo, es decir, con dar toda la culpa del subdesarrollo a los países desarrollados, simplificando el cuadro de las responsabilidades.
La ideología del género significa pensar que las identidades sexuales son construcciones culturales y decisiones de trayectorias vitales, en lugar de una vocación contenida en nuestra naturaleza de nuestra naturaleza de personas sexuadas. La repercusión de esta ideología sobre la educación en la familia, en la procreación y en la filiación son muy negativas. Entre otras cosas comportan la pérdida incluso total de la dimensión social de la sexualidad y la idea de que en el origen de la sociedad no hay dos individuos asexuados sino un hombre y una mujer en su complementariedad sexual.
La ideología de la diversidad consiste en absolutizar la diversidad como tal, independientemente de la verdad de la diversidad. Las diversidades son una riqueza, pero mientras permanecen dentro de un verdadero cuadro de humanidad y representan muchas vías para expresar la común naturaleza humana. Las diversidades en cuanto tales no son ni verdaderas ni falsas, ni buenas ni malas, y la convivencia no es un acercamiento indiferente de todas las diversidades, sin excluir ninguna, sino su integración al servicio de la humanidad común, lo que requiere la superación de la ideología de la tolerancia, dado que también hay cosas que no deben tolerarse.
La ideología del homo oeconomicus y del economicismo sostiene que todo cuanto el hombre hace sucede en vista de un interés material y que la economía, como sistema de persecución del self-interest, es el verdadero resorte de la historia. Se niegan así todas las relaciones desinteresadas e incluso el valor económico de la gratuidad.
El inclusivimo es la ideología que confunde el otorgamiento legítimo de derechos con el reconocimiento automático de los deseos como si fuesen derechos. Incluir es muy importante, porque la exclusión significa no reconocer a alguien los derechos inherentes a su dignidad de persona. Pero eso no puede significar la inclusión de todos los deseos, incluso los más narcisistas, egoístas, excéntricos, individualistas, voluptuosos, dentro de un sistema de ciudadanía. Sólo he dado unas pinceladas por cada una de las ideologías nombradas, aunque se podrían añadir otras.
El católico comprometido en política debería poner atención a las trampas de estas ideologías, que son muy insidiosas. Debería ser guiado por un sano realismo, es decir, por un realismo cristiano. La verdad es la realidad. El bien no es otra cosa que la realidad en cuanto es deseable. Que el católico se atenga a esta realidad y verá que a menudo las cosas no son como las ideologías las presentan. Que mantenga una libertad de juicio, que promueva puntos de vista alternativos, y hoy el realismo católico es la aproximación a los problemas más alternativa que exista.

ADVIENTO...

Latin ad-venio, llegar.

Conforme al uso actual [1910], el Adviento es un tiempo litúrgico que comienza en el Domingo más cercano a la fiesta de San Andrés Apóstol (30 de Noviembre) y abarca cuatro Domingos. El primer Domingo puede adelantarse hasta el 27 de Noviembre, y entonces el Adviento tiene veintiocho días, o retrasarse hasta el 3 de Diciembre, teniendo solo veintiún días.
Con el Adviento comienza el año eclesiástico en las Iglesias occidentales. Durante este tiempo los creyentes son exhortados
  • a prepararse dignamente a celebrar el aniversario de la venida del Señor al mundo como la encarnación del Dios de amor,
  • de manera que sus almas sean moradas adecuadas al Redentor que viene a través de la Sagrada Comunión y de lagracia, y
  • en consecuencia estén preparadas para su venida final como juez, en la muerte y en el fin del mundo.
Simbolismo
La Iglesia prepara la Liturgia en este tiempo para lograr este fin. En la oración oficial, el Breviario, en el Invitatorio de Maitines, llama a sus ministros a adorar “al Rey que viene, al Señor que se acerca”, “al Señor que está cerca”, ” al que mañana contemplaréis su gloria”. Como Primera Lectura del Oficio de Lectura introduce capítulos del profeta Isaías, que hablan en términos hirientes de la ingratitud de la casa de Israel, el hijo escogido que ha abandonado y olvidado a su Padre; que anuncian al Varón de Dolores herido por los pecados de su pueblo; que describen fielmente la pasión y muerte del Redentor que viene y su gloria final; que anuncian la congregación de los Gentiles en torno al Monte Santo. La Segunda Lectura del Oficio de Lectura en tres Domingos están tomadas de la octava homilía del Papa San León (440-461) sobre el ayuno y la limosna como preparación para la venida del Señor, y en uno de los Domingos (el segundo) del comentario de San Jerónimo sobre Isaías 11:1, cuyo texto él interpreta referido a Santa María Virgen como “el renuevo del tronco de Jesé”. En los himnos del tiempo encontramos alabanzas a la venida de Cristo como Redentor, el Creador del universo, combinados con súplicas al juez del mundo que viene para protegernos del enemigo. Similares ideas son expresadas los últimos siete días anteriores a la Vigilia de Navidad en las antífonas del Magnificat . En ellas, la Iglesia pide a la Sabiduría Divina que nos muestre el camino de la salvación; a la Llave de David que nos libre de la cautividad; al Sol que nace de lo alto que venga a iluminar nuestras tinieblas y sombras de muerte, etc. En las Misas es mostrada la intención de la Iglesia en la elección de las Epístolas y Evangelios. En las Epístolas se exhorta al creyente para que, dada la cercanía del Redentor , deje las actividades de las tinieblas y se pertreche con las armas de la luz; que se conduzca como en pleno día, con dignidad, y vestido del Señor Jesucristo; muestra como las naciones son llamadas a alabar el nombre del Señor; invita a estar alegres en la cercanía del Señor, de manera que la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie los corazones y pensamientos en Cristo Jesús; exhorta a no juzgar, a dejar que venga el Señor, que manifestará los secretos escondidos en los corazones. En los Evangelios la Iglesia habla del Señor que viene en su gloria; de Aquel en el que, y a través del que, las profecías son cumplidas; del Guía Eterno en medio de los Judíos; de la voz en el desierto, “Preparad el camino del Señor”. La Iglesia en su Liturgia nos devuelve en espíritu al tiempo anterior a la encarnación del Hijo de Dios, como si aún no hubiera tenido lugar. 

El Cardinal Wiseman ha dicho:
Estamos no sólo exhortados a sacar provecho del bendito acontecimiento, sino a suspirar diariamente como nuestros antiguos Padres, “Cielos, destilad el rocío; nubes, derramad al Justo: ábrase la tierra y brote la salvación.” Las Colectas en tres de los cuatro Domingos de este tiempo empiezan con las palabras, “Señor, muestra tu poder y ven” – como si el temor a nuestras iniquidades previniera su nacimiento.

Duración y Ritual
Todos los días de Adviento debe celebrarse el Oficio y Misa del Domingo o Feria correspondiente, o al menos debe ser hecha una Conmemoración de los mismos, independientemente del grado de la fiesta celebrada. En el Oficio Divino el Te Deum, jubiloso himno de alabanza y acción de gracias, se omite; en la Misa el Gloria in excelsis no se dice. El Alleluia, sin embargo, se mantiene. Durante este tiempo no puede hacerse la solemnización del matrimonio (Misa y Bendición Nupcial); incluyendo en la prohibición la fiesta de la Epifanía. El celebrante y los ministros consagrados usan vestiduras violeta. El diácono y subdiácono en la Misa, en lugar de las dalmáticas usadas normalmente, llevan casullas plegadas. El subdiácono se la quita durante la lectura de la Epístola, y el diácono la cambia por otra, o por una estola más ancha, puesta sobre el hombro izquierdo entre el canto del Evangelio y la Comunión. Se hace una excepción en el tercer Domingo (DomingoGaudete), en el que las vestiduras pueden ser rosa, o de un violeta enriquecido; los ministros consagrados pueden en este Domingo vestir dalmáticas, que también pueden ser usadas en la Vigilia de la Navidad, aunque fuera en el cuarto Domingo de Adviento. El Papa Inocencio III (1198-1216) estableció el negro como el color a ser usado durante el Adviento, pero el violeta ya estaba en uso al final del siglo trece. Binterim dice que había también una ley por la que las pinturas debían ser cubiertas durante el Adviento. Las flores y las reliquias de Santos no debían colocarse sobre los altares durante el Oficio y las Misas de este tiempo, excepto en el tercer Domingo; y la misma prohibición y excepción existía relacionada con el uso del órgano. La idea popular de que las cuatro semanas de Adviento simbolizan los cuatro mil años de tinieblas en las que el mundo estaba envuelto antes de la venida de Cristo no encuentra confirmación en la Liturgia.

Origen Histórico
No se puede determinar con exactitud cuando fue por primera vez introducida en la Iglesia la celebración del Adviento. La preparación para la fiesta de la Navidad no debió ser anterior a la existencia de la misma fiesta, y de ésta no encontramos evidencia antes del final del siglo cuarto cuando, de acuerdo con Duchesne [Christian Worship (London, 1904), 260], era celebrada en toda la Iglesia, por algunos el 25 de Diciembre, por otros el 6 de Enero. De tal preparación leemos en las Actas de un sínodo de Zaragoza en el 380, cuyo cuarto canon prescribe que desde el diecisiete de Diciembre hasta la fiesta de la Epifanía nadie debiera permitirse la ausencia de la iglesia. Tenemos dos homilías de San Máximo, Obispo de Turín (415-466), intituladas “In Adventu Domini”, pero no hacen referencia a ningún tiempo especial. El título puede ser la adición de un copista. Existen algunas homilías, probablemente la mayor parte de San Cesáreo, Obispo de Arlés (502-542), en las que encontramos mención de una preparación antes de la Navidad; todavía, a juzgar por el contexto, no parece que exista ninguna ley general sobre la materia. Un sínodo desarrollado (581) en Mâcon, en la Galia, en su canon noveno ordena que desde el once de Noviembre hasta la Navidad el Sacrificio sea ofrecido de acuerdo al rito Cuaresmal los Lunes, Miércoles, y Viernes de la semana. El Sacramentario Gelasiano anota cinco domingos para el tiempo; estos cinco eran reducidos a cuatro por el Papa San Gregorio VII (1073-85). La colección de homilías de San Gregorio el Grande (590-604) empieza con un sermón para el segundo Domingo de Adviento. En el 650 el Adviento era celebrado en España con cinco Domingos. Varios sínodos hicieron cánones sobre los ayunos a observar durante este tiempo, algunos empezaban el once de Noviembre, otros el quince, y otros con el equinoccio de otoño. Otros sínodos prohibían la celebración del matrimonio. En la Iglesia Griega no encontramos documentos sobre la observancia del Adviento hasta el siglo octavo. San Teodoro el Estudita (m. 826), que habló de las fiestas y ayunos celebrados comúnmente por los Griegos, no hace mención de este tiempo. En el siglo octavo encontramos que, desde el 15 Noviembre a la Navidad, es observado no como una celebración litúrgica, sino como un tiempo de ayuno y abstinencia que, de acuerdo a Goar, fue posteriormente reducido a siete días. Pero un concilio de los Rutenianos (1720) ordenaba el ayuno de acuerdo a la vieja regla desde el quince de Noviembre. Esta es la regla al menos para algunos de los Griegos. De manera similar, los ritos Ambrosiano y Mozárabe no tienen liturgia especial para el Adviento, sino sólo el ayuno.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La Lámpara de Barro...

Por Daniela Calio

"Lámpara es tu Palabra para mis pasos, Señor, luz en mi sendero"

Lámpara frágil y firme me siento. Somos lámparas de barro en tus manos, Señor. 

Barro modelado por Ti, dando forma con tus manos a nuestras aristas, a nuestra inconsistencia, a nuestra tentación de no ser lámpara. Barro, tierra, así nos quieres obra tuya que con el paso del tiempo se va solidificando, se hace más fuerte, más recio, más firme, más auténtico. 

Lámpara que alumbra, sin pábilo vacilante, sin temor a ser apagada y con la confianza de que su razón de existencia en este mundo es "alumbrar" a los que se acerquen a ella. Lámpara acogedora, modelo perenne que utilizaban los primeros cristianos para orientarse y para orientar a los demás. 

El barro, por si mismo no tiene poder para prender la llama, necesita del aceite para que la llama permanezca. 

Y yo me pregunto ¿qué o quién es ese aceite en mi vida, Señor... La respuesta es clara, el aceite es lo que me mantiene firme, estable, serena, constante, lo que me empuja a avanzar, a no cansarme, las personas que hacen de mí lo que soy, lo que reflejo; las que con una mirada o un gesto me hablan de Ti; las que me tienden su mano a lo largo del camino haciéndome ver que todo es más fácil cuando se comparte, las que están pendientes de volver a poner aceite en mi lámpara para que no deje nunca de alumbrar. 

Una sencilla lámpara de barro compartida quiero ser en la vida. 

Dar luz, siempre dar luz, y mostrar a los demás desde lo que soy que eres lo más importante de mi vida, que eres el aceite que mantiene viva mi llama, que nada soy sin Ti y que contigo todo lo puedo. 

Pon aceite en mi lámpara, Señor, solo así podré seguir buceando en la profundidad de mi ser, caminar por el sendero justo y darme a los demás desde dentro. 

Te manifiestas en una llama, en el aceite, en el barro,? en mi vida ofreciendo amor a cada paso que doy. 

Gracias por encontrarte y encontrarme en una sencilla lámpara de barro.

Quiero ser siempre LUZ a diario.
LAMPARAMANOS.jpg

jueves, 18 de noviembre de 2010

FÓRMULA PARA IR AL CIELO...

En cierta ocasión le preguntaron a Ramesh uno de los grandes sabios de la India, lo siguiente: ¿Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otro sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso de agua? Él simplemente sonrió y contó una historia:
Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que él iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al paraíso. En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien. El ángel que lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le orientó para que pudiera llegar al infierno, y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación (cualquiera que llegara era invitado a entrar), el sujeto entró y se quedó.
Algunos días después Lucifer llegó furioso a las puertas del paraíso y le dijo a San Pedro: ¡Eso que me estás haciendo es terrorismo! Mandaste aquel sujeto al infierno y él me está desmoralizando. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrazándolas, besándolas. El infierno no es lugar para eso, por favor trae a ese sujeto para acá.
Cuando Ramesh terminó de contar esta historia dijo: Vive con tanto amor en el corazón que, si por error vas a parar al infierno, el propio demonio te traiga de vuelta al paraíso para estar cerca de Dios.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¿TIENEN LOS CATÓLICOS UN DIOS CASTIGADOR?


Introducción

Algunos evangélicos han nacido y sido criados católicos antes de los años '70s. Tal vez alguno de niño haya recibido un cozcorrón de parte de alguna monja que era su maestra; otros hayan sido fastidiados hasta el colmo con la diaria amenaza de ir al infierno por cada tontera cometida de modo que dejaron la Iglesia jurando nunca retornar. Más adelante en la vida una necesidad de Dios los llevó a buscarlo en otras denominaciones. He conocido cientos de evangélicos en esta situación. Y a todos les dije (y si este es tu caso te digo) que doy gracias a Dios porque has retornado a Cristo y al mismo tiempo me conduelo profundamente por la mala experiencia que viviste dentro del catolicismo o mejor dicho de parte del algunos católicos y en nombre del catolicismo. Soy muy feliz de que estés adorando a Cristo no importa en que denominación lo hagas.
Muchos de quienes tuvieron la mala suerte de ir a escuelas católicas donde fueron tratados pobremente por las monjas o los sacerdotes siguen creyendo en Dios a pesar de haber dejado hace mucho el catolicismo. De alguna manera, incluso con todo y la malentendida disciplina de quienes tuvieron a su cargo su educación y se le fue la mano, el mensaje de Dios caló hondo en ellos y no han perdido su fe. Dios obró, sí incluso con estos instrumentos imperfectos. Si este es tu caso gloria a Dios porque mantienes tu fe y amas a Jesús en tu vida adulta.
También he conocido católicos practicantes de toda su vida y que deben su fe a maravillosas monjas y sacerdotes de esa misma época que no cayeron en el legalismo ni en la educación por el temor ni en la malentendida disciplina estricta. Gloria a Dios por todos ellos.
En nuestra sociedad se dio vuelta el tablero y son los niños quienes golpean a sus maestros. Nos pasamos al otro lado, hay situaciones en que parece que la disciplina no existe. En los años '50 un niño podía ser sacado fuera de clase por estar mascando chicle hoy niños de 6° llevan revólveres y cuchillos a la escuela. Una clase sin disciplina es tan dañina para el niño o el joven como la exageración en ser estrictos. Tampoco hay muchas monjas haciendo de maestras, ni siquiera en las escuelas católicas. Muchas monjas ni siquiera visten hábito y las que lo hacen se exponen a las burlas y a veces hasta a ser agredidas. Hay millones de chistes y algunos muy agresivos sobre las monjas, los sacerdotes y en particular su llamado a la castidad. El panorama ha cambiado radicalmente. ¿No será tiempo de perdonar los incidentes ocurridos hace 30 años o más?
Entre los años '50 y los '70s, todos católicos como evangélicos tenían terror del infierno y lo transmitían en la educación. Esta disciplina estricta también era parte del mundo evangélico. Un caso famoso es el cineasta Theo Van Gogh que en su edad adulta se hizo ateo abrazando todos los anti-valores de la post-modernidad. Dice su biografía que su educación como protestante en Holanda fue tan rigurosa que de niño le era impedido incluso tocar a su madre. (Tristemente murió asesinado por un terrorista.Oremos por él.) Hoy hay gente con voz en la sociedad que no solamente es indiferente a los temas de fe incluso niegan la existencia de Dios y la existencia del infierno. El péndulo llegó hasta el otro extremo y ninguno de ambos extremos es bueno ni es lo correcto.
No era solamente el catolicismo quien enfatizaba el costado duro de Dios en aquellos días. Los evangélicos de los '50-'70s hablaban mucho del "fuego y el azufre". Es que era otro tiempo, estaban muy cerca las memorias de la gran depresión de los años '30s y las Guerras Mundiales. Nuestros padres y abuelos que habían vivido aquello crecieron en circunstancias muy duras y con dureza entendían el mundo. La "disciplina" era el medio común para enseñar a respetar a la autoridad (ya de los padres, ya de los maestros).
Actualmente la mayor parte de las denominaciones, incluyendo el catolicismo dejaron de enfatizar en el miedo al infierno y enfatizan en el Amor de Dios, algo que me hace muy feliz. La primer encíclica del actual Papa, Benedicto XVI trata sobre el Amor y es un maravilloso estudio bíblico sobre el amor de Dios y el amor humano recomendable para ser leída por todo cristiano cualquiera sea su denominación. Personalmente he vivido profundas experiencias del infinito amor de Dios en la Iglesia Católica, a veces en la oración me parece que voy a estallar porque Él me llena con demasiado amor
Así mismo el anterior Papa Juan Pablo II dedicó varias de sus enseñanzas (catequesis) a aclarar con fundamentos bíblicos los malos entendidos en cuanto al Infierno, el cielo y el purgatorio con los que a más de uno nos han asustado de niños. Te recomiendoque las leas.(La puedes bajar gratis del sitio del Vaticano)
Por último muchos de los evangélicos ex-católicos de los que abandonaron la Iglesia por esta razón a veces comparan sus memorias de infancia como católicos con su experiencia actual de cristianos renacidos como evangélicos en la vida adulta y después de haber renacido. Eso tiene sus problemas porque hay 3 cosas que generalmente uno al comparar no tiene en cuenta:
1.        Cuando miramos las cosas con ojos de renacido todo se ve muy diferente. De repente empezamos a entender lo que hay dentro de la viejita que está orando siempre en un rincón y empezamos a valorarla porque empezamos a ver la fe de los fieles. Antes de nacer de nuevo uno generalmente solo ve de afuera, vería el ritual y a la viejita como santurrona.
2.        El catolicismo cambió mucho desde los '50-70's. También lo hicieron las Iglesias Evangélicas que eran muy estrictas, duras y predicaban el fuego y el azufre. Todas las denominaciones cambiaron de una forma u otra e incluso el contexto cultural ha cambiado radicalmente en los últimos 30 años. No se puede juzgar una iglesia católica o evangélica de 30 años atrás desde la mirada de hoy e incluso muchas de las críticas que se le harían no tendrían razón en las iglesias de hoy.
3.        Por último un adulto ve las cosas muy diferentes a como las ve un niño o un adolescente es problemático poner en la misma balanza memorias de la niñez con experiencias de la vida adulta.
Te ruego si eres uno de los que abandonó el catolicismo muchos años atrás que por favor no compares tus memorias de la Iglesia Católica de los '50-'70 con tu actual experiencia en la Iglesia Evangélica, son situaciones muy diferentes.
¿Cómo entienden los católicos el "Castigo"?
"Castigo" es un concepto muy impopular en nuestra cultura actual. y así nos va. Los católicos creen que Dios es Amor pero también es maravillosamente Justo en su misericordia. 
Para entender mejor pongamos un ejemplo: Toma entre tus manos una hoja de papel limpia sin uso, luego juega con ella arrúgala, haz de ella un bollito y luego estírala de nuevo...¿Pudiste estirarla a su calidad inicial?...Seguro que no. Tal vez con ayuda de una plancha puedas dejarla lisa pero aún así quedarán marcas y hasta quebraduras en el papel. Y no importa la fuerza que hayas puesto en arrugarla, un papel es suficientmente debil como para que la más mínima arruga que se le haya hecho deje sus huellas cuando se intenta estirarlo
El alma en estado de gracia es como esa hoja de papel, perfecta. Cuando llega el pecado la arruga, la lastima y hasta puede destruirla. Jesús es quien aporta la "plancha del proceso" de Nacer de Nuevo o de la Conversión del corazón (para los católicos Jesús estira de nuevo la hoja de papel arrugado de nuestra alma pecadora en el sacramento de la Reconciliación).
Sin embargo, aunque la hoja haya recuperado su forma y se pueda volver a escribir en ella pueden quedar marcas y quebraduras. Así también en el alma pueden quedar marcas, heridas, quebraduras del pecado anterior aún cuando este haya sido perdonado.
Para los católicos todo pecado cometido tiene una doble consecuencia: la separación de Dios y este es lo que consideramos como "castigo" y una segunda consecuencia que es el apego desordenado a las criaturas, todo pecado cometido nos marca, nos hiere, deja huellas, deja ataduras en el pecador, en el prójimo que fue dañado y de alguna manera u otra en toda la creación.
Así mismo para los católicos hay dos clases de pecado:
4.        Pecado "Mortal" o "Grave". Se llama mortal porque rompe la comunión con Dios y un alma separada de Dios está muerta. El pecado mortal se comete generalmente contra alguno de los 10 mandamientos, el asunto es grave, el daño provocado es grave y la persona que lo comete tiene que estar conciente de que lo que está haciendo está mal y aún así usando su libertad se obstina en hacerlo. El "castigo" es la separación de Dios. Si la persona muriera sin arrepentirse su castigo será eterno y ese castigo es el infierno, la eterna separación de Dios. Esto es el "Castigo Eterno". Sin embargo si la persona se arrepiente con conversión del corazón y recibe el perdón este castigo eterno es removido. Sin embargo no quiere decir que las consecuencias del pecado cometido no hayan dejado huellas en el alma como las arrugas en el papel.

Pecado Venial (cuando lo que se comete no es tan serio ni grave) El daño causado no es muy grande, no rompe la comunión con Dios ni quita la Gracia recibida en el Bautismo pero conlleva esa consecuencia de apego a las criaturas, esas huellas, heridas y ataduras. Todos los cristianos cometemos diariamente pecados "veniales" que sin romper la comunión con Dios nos dejan marcas como las arrugas del papel. Para el católico la celebración del sacramento de la confesión y el arrepentimiento sincero durante el acto penitencial de la misa limpian completamente estas "marcas" del pecado venial. Pero si una persona muere y todavía lleva estas "arrugas" en su alma, no está completamente perfecta para entrar al cielo, porque al cielo solo entra lo perfecto y totalmente puro. Sin embargo tampoco le corresponde el castigo eterno del infierno porque es un verdadero cristiano y esta persona ya está salvada. En este caso le corresponde el "Castigo Temporal". La separación de Dios sigue siendo el "castigo" pero esta vez es solo por un tiempo mientras su alma se purifica completamente para entrar al cielo. (Esto es el Purgatorio)

EL "CASTIGO" O "PENA" POR EL PECADO ES LA SEPARACIÓN DE LA COMUNIÓN CON DIOS
El "Castigo Eterno"
Está muy de moda en la sociedad secular de hoy creer que no existe el infierno. Justamente una de las mayores victorias del demonio sobre la sociedad moderna es hacerle creer que ni él ni el infierno existen. Afortunadamente católicos y evangélicos creemos que hay un infierno, que existe el demonio y que el mal es una realidad. Quienes obstinada y persistentemente continúan en el pecado habiendo recibido el anuncio de Cristo y el conocimiento de la verdad no les irá muy bien en la vida futura (Heb. 10,26-27). El infierno es real y está esperando por quienes le dan la espalda al Señor Jesucristo
Volviendo a la historia del papel de más arriba estos "papeles" no se dejan estirar por el único que puede hacerlo y así arrugados no pueden servir para nada más que para ser arrojados al desperdicio.
Gracias Dios nuestro porque siempre hay una oportunidad para la Reconciliación
Dice Juan Pablo II que:
..."la «condenación», no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor. La «condenación», consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado"
Jesús perdona 70 veces 7 (Mat 18,22) y la casa del Padre esperando al hijo pródigo está siempre abierta (Lc. 15,11-32). Jesús estará siempre esperando hasta el último minuto (como con el "buen ladrón" Lc. 32,42-43) para recibir a quien se torne (convierta) a Él con sinceridad. Sin embargo y hasta el último respiro es uno quien opta en conciencia por Cristo o por el castigo de la eterna separación de Dios. (En el caso de los católicos este proceso incluye el Sacramento de la Reconciliación).
Esa separación eterna de Dios, extremadamente dolorosa de soportar es el peor castigo para una criatura creada para la comunión con Él y es la muerte eterna que se confirmará en el juicio final para quienes ha optado por libremente por ella. (Ap.20,10-15. Ap. 22,14-15)
El "Castigo Temporal"
El "Castigo Temporal" no es una retribución ni una venganza de parte de Dios. Mirarlo así sería encasillar a Dios en parámetros humanos. En Él solamente hay amor. Este "castigo temporal" no es obra de Dios sino consecuencia de la secuela del pecado en el alma; porque "Nada impuro podrá entrar en la Nueva Jerusalén" (Ap. 21,27) es necesaria una purificación que no necesariamente se alcanza a completar en esta vida.
Volviendo al papel de más arriba estos "papeles" están de vuelta estirados pero quedaron marcas, arrugas y quebraduras. Se los puede utilizar, no están para el desperdicio pero tampoco están perfectos como si fueran nuevos. (Y para entrar al cielo tienen que volver a quedar como nuevos.)
"El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan la remisión de las penas (castigo) eternas del pecado. Pero las penas (castigo) temporales del pecado permanecen" (Cat. de la Iglesia Católica #1473)
Tal como "Castigo Eterno" es sinónimo de "Infierno"; "Castigo Temporal" es sinónimo de Purgatorio. y no es una venganza es obra de la misericordia de Dios.
Moisés nunca entró en la Tierra Prometida a causa del pecado que había cometido junto a su generación (Deut.33,51), él incluso había matado a un egipcio antes. Dios ya lo había perdonado, Él era un justo y se iba a salvar pero no por eso dejó de sufrir la consecuencia de sus pecados.Este de Moisés es un ejemplo que nos ayuda a entender el castigo temporal. El cielo es la "Tierra prometida" del cristiano. Pero uno no puede entrar a esa tierra prometida si todavía lleva en su ser las consecuencias del pecado cometido mientras peregrinaba por este "desierto" de la vida en la Tierra. El castigo temporal (después de la muerte) es mirar de lejos esa tierra prometida hasta el momento que el alma está lista para entrar. El castigo eterno en cambio, el que les queda a los que le han dicho que no a Cristo, es mirar la "tierra prometida" de lejos y para siempre, ese es el sufrimiento del infierno: la eterna separación de Dios.
Al final de mi vida terrena tendré que comparecer delante de Dios. Si he hecho una auténtica opción por Jesús, si me he entregado sincera y enteramente a Él de seguro no voy a ir al infierno. Iré directamente al cielo o me tocará hacer una pequeña parada en el Purgatorio para que mis vestidos estén totalmente limpios al entrar en el banquete nupcial. Creo que Jesús tendrá en cuenta mi fe y mis intenciones cuando me pregunte sobre qué hice con los dones que me dio, cómo he respondido a su llamado y si hice lo posible por perfeccionarme. Mi esperanza es entrar directamente al cielo sin embargo sé que si en aquel momento por alguna razón no pudiera pasar el examen, Jesús me mandaría un tiempo al purgatorio antes de compartir su gloria.¡Pobres de nosotros si no tuviéramos una oportunidad para purificarnos completamente!
¿Los Evangélicos creen en el castigo?
"The Purpose Driven Life" escrito por Rick Warren es uno de los libros cristianos más populares entre los círculos evangélicos. Dice:
Un día tú estarás frente a Dios y Él auditará tu vida, un examen final antes de que entres a la eternidad...Él te hará dos preguntas cruciales...Primero: ¿Qué hiciste con mi Hijo, Jesucristo?...segundo ¿Qué hiciste con lo que te he dado?...la segunda pregunta determinará lo que harás en la eternidad" (The Purpose Driven Life by Rick Warren , pg. 34)
Al final de la vida en la tierra serás evaluado y recompensado acorde a cómo de bien usaste lo que Dios te ha confiado. Esto significa que todo lo que haces tiene consecuencias eternas...recibirás una promoción y te será dada mayor responsabilidad en la eternidad..."(The Purpose Driven Life, pg. 45)
Si seremos recompensados y tratados diferencialmente en el cielo según lo que hicimos en esta vida, pienso que el pastor Rick está diciendo que quienes no recibieran esas recompensas estarán de hecho siendo "castigados" por no haber hecho en la tierra las cosas que en el cielo le merecerían tales recompensas.
Existen círculos teológicos evangélicos que han desarrollado el concepto de "Purificación Final" que si bien no es exactamente el mismo concepto católico de "Purgatorio" como "Castigo Temporal" se parece muchísimo. 
Estos son solamente dos ejemplo de que, a pesar de las diferencias en este punto nos acercamos bastante: Ambos creemos en la existencia del Infierno y algunos círculos que aceptan esta "recompensa diferencial" no están tan lejos de la idea católica de Purgatorio. Es decir ambos creemos que hay un castigo este es un punto que no es exclusivo del catolicismo.
Castigo vs Disciplina
Estoy seguro que algún lector estará diciendo: "Yeah! Ves? Los católicos tienen un Dios castigador" 
Y le puedo contestar que tal vez en cierto sentido tenga razón, sin embargo el "castigo" como habrás visto es una elección propia más que una arbitraria imposición de Dios. 
A veces es necesario hablar del "Castigo", hablar del infierno, pero tampoco hay que exagerar esto es lo que nos dice JPII: "El pensamiento del infierno -y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicas- no debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar «Abba, Padre» 
Hay dos puntos ahí :con el anuncio de que Jesús ha vencido y con el Espíritu que nos hace clamar Abba Padre. Dios es Padre y como Padre no quiere que ninguno de sus hijos se condenen, Jesús vino para eso, porque Dios nos ama. El "castigo" o sea el infierno ya no es una amenaza imposible de superar para el creyente, tenemos victoria en Jesús y hasta podemos gozar aquí anticipadamente un poquito de los gozos del cielo. El infierno, la separación eterna de Dios, hubiera sido nuestro destino si el Padre no se hubiera preocupado de preparar un plan de salvación y concretarlo con la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Antes de Cristo no había otra opción que el Sheol o la Gehenna y en cualquiera de los dos casos esto era fuera de la presencia y la comunión con Dios, y la sepración de Dios es el infierno. Si Dios fuera castigador o hiciera justicia sin misericordia tal vez ya hubiera borrado la raza humana de la faz de la tierra o tal vez hubiera dejado las cosas como estaban, sin otra opción que el infierno. Pero El quiso liberarnos, darnos la oportunidad de escoger y de revestirnos de una dignidad que no nos pertenece.¡Hoy podemos llamarnos "Hijos"! y esperar reunirnos en la Casa del Padre al banquete de Bodas ¡Dios es Amor!
Por otro lado hay mcuhos que asocian la idea de castigo con el sufrimiento aquí en la vida terrenal. Ej: una enfermedad, un problema financiero, un problema dificil de solucionar lo entienden como "castigos de Dios" y eso es totalmente erróneo desde la perspectiva católica. Si pusiste cuidado, en ningún momento al hablar de "castigo" se habla del sufrimiento aquí en la Tierra Para los católicos el sufrimiento NO es un castigo de Dios, el único castigo es estar separados de ÉL. Y, es más, no es el quien lo aplica a este castigo de las separación, es uno mismo quien decide con toda libertad tomar uno u otro rumbo, es uno mismo quien se impone el "castigo" y como ves ese "castigo" se da después de la vida terrenal no durante ¡DIOS NO CASTIGA CON EL SUFRIMIENTO!
El Sufrimiento desde la perspectiva católica no se entiende como castigo. Pulsa para ver el tema el Sufrimiento en extenso
Diferente del castigo es la Disciplina. Lo que desde la teología lleva el nombre de "castigo" (temporal o eterno) no pertenece a esta vida sino a la futura. 
Dios a veces nos corrige, nos disciplina, para que en la vida futura no tengamos que soportar el castigo y para que en esta vida caminemos en sus caminos gozando anticipadamente de la paz y la alegría de vivir como verdaderos hijos suyos en comunión con él.
La palabra "disciplina" , tal vez como una reacción de la generación de la mediana edad que sufrió los rigores de una sociedad de crianza muy estricta es bastante mal mirada y lamentablemente empezamos a ver algunos resultados de la carencia de disciplina en la educación en nuestras sociedades "desarrolladas" porque ya nos fuimos a veces al otro extremo. En pos de los nuevos "valores" nos hemos olvidado de algunas cosas que Dios nos enseñó en el libro de los Proverbios.(Prov. 13,1. 19,25. 22,6. 27,5. 29,17.) o a través de Pablo (Ef. 6,4). Estas son enseñanzas a los padres de familia.
Dios es Padre y es un Padre Amoroso que quiere que sus hijos nos encaminemos hacia la perfección. Esto que Él enseña a los padres de familia es lo que Él aplica como Padre de esta su gran familia y es por eso que a veces nos corrige, nos disciplina, no por vengarse ni por hacernos daño sino para evitarnos un daño o sufrimiento mayor:
"Hijo mío no desprecies la corrección del Señor y cuando te reprenda no te desalientes. Porque el Señor corrige al que ama y castiga a todo aquel a quien recibe por hijo. Si ustedes tienen que sufrir es para su corrección, porque Dios los trata como a hijos, y ¿Hay algún hijo que no haya sido corregido por su padre? Si Dios no los corrigiera como hace con todos ustedes serían bastardos y no hijos. Después de todo nuestros padres carnales nos corregían y no por eso dejábamos de respetarlos. Con mayor razón, entonces, debemos someternos al Padre de nuestro espíritu para poseer la Vida. Porque nuestros padres sólo nos corrigen por un breve tiempo y de acuerdo con su criterio. Dios en cambio nos corrige para nuestro bien, a fin de comunicarnos su santidad. Es verdad que toda corrección, en el momento de recibirla, es motivo de tristeza y no de alegría; pero más tarde, produce frutos de paz y de justicia en los que han sido adiestrados por ella." (Heb. 12,5-11)
Amo a mi Padre del Cielo y me gozo en su recta disciplina, porque sé que Él cuida de mí y me exige que cambie para mejorar. Le contestaría también por otro lado, que es necesario entender que disciplina no es idéntica a castigo. Cualquier padre de adolescente entenderá lo que digo. A veces yo actúo como un adolescente con Dios y necesito un tirón de orejas; por supuesto que el tirón de orejas duele. El sufrimiento es A VECES (no siempre) parte de esta disciplina. Dios, en su misericordia, a veces aplica su disciplina no porque quiera destruirnos y hacernos sufrir sino para educarnos como un padre amoroso que quiere lo mejor para sus hijos, porque nuestra naturaleza caída necesita límites y disciplina para perfeccionarse y configurarse en Cristo el Hombre con mayúsculas y por excelencia. La DISCiplina es parte del camino de hacernos DISCípulos y un discípulo es "el que aprende", a través de la disciplina impuesta por su Maestro.
Como puedes ver consecuencias del pecado, disciplina y castigo son cosas diferentes. Tal vez el mejor modo de explicar las consecuencias del pecado y la "disciplina" de Dios es describir mi propia vida. En 1984 participé de un aborto con mi novia de aquel tiempo porque estábamos muy ocupados buscando hacer carrera en Broadway. Una de las consecuencias de ese pecado fue entrar en depresión, perder mi voz y mi carrera en Broadway. Dios me dejó claro en oración hace mucho tiempo que no sería nunca un "famoso", esto es parte de la disciplina de Dios y lo acepto, no quiere decir que no me haya perdonado es que si Él me diera vía libre para buscar la fama otra vez, tal vez pueda cometer otro grave pecado como el que entonces cometí. Él ha corregido, me ha disciplinado. Yo incluso sentí la necesidad, y lo hago, de apoyar con todo lo que queda a mi alcance al movimiento Pro Vida, no para ganarme puntos para el cielo sino porque Dios llenó de amor mi corazón para hacerlo. Él puede usar mi pecado del pasado para educar a otros y evitar que cometan los errores que yo cometí. ¡Es grande nuestro Padre en su amor y su disciplina!
Señor Jesús te pedimos por la unidad de los cristianos
que se haga realidad a Tu modo
tenemos absoluta confianza 
en que puedes reunir a tu pueblo.
Te damos absoluto permiso para obrar 
Amen...