el apostolado de los laicos,
el ministerio de los sacerdotes,
el testimonio de los religiosos.
Nosotros te rogamos
para que la vocación sacerdotal y religiosa
sea largamente sentida y seguida
por la gloria de Dios
y la vitalidad de la Iglesia.
La nueva primavera de las vocaciones,
su nuevo aumento en toda la Iglesia
significa una particular prueba
de tu presencia materna
en el misterio de Cristo,
en nuestros tiempos
y en el misterio de la Iglesia
sobre toda la tierra. Amén
María, Madre de las Vocaciones; ruega por nosotros!
Ss. Juan Pabllo II
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