lunes, 15 de noviembre de 2010

La Escatologia segun la vision del Card. Joseph Ratzinger (Ss Papa Benedicto XVI)


(I) 
ÉL ES REINO DE DIOS

         Durante la exposición Ratzinger trata el problema escatológico, cuestión esencial. En esta reflexión sobre su escrito vamos a tratar el punto N° 2: Importancia del anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús. Particularmente en el problema de la historia de la exégesis.
         Unos de los aspectos a considerar es que el autor encamina la idea principal del problema escatológico por la mentalidad primitiva del pueblo de Israel, su posición frente a los anuncios que los escritos señalaban y la tradición le dictaba.
         Otros de los puntos que se puede resaltar es la postura que realiza frente a los diferentes autores que han manejados y aportado al tema como: J. Jeremías, Schnackernbur, Hahn, J. Schmid, Orígenes, K. L. Schmidt, MuBner, entre otros. En este sentido, el autor analiza las posturas de cada uno enfrentándolos y apoyándose en otros para ir aclarando la idea de la mentalidad primitiva de los cristianos sobre el Reino de Dios.
         La idea principal que aporta Ratzinger es que la expresión de Reino de Dios se nos “muestra como la auténtica palabra clave de la predicación de Jesús según el Nuevo Testamento”. Es por consiguiente, que la expresión “Reino de Dios está remitiendo al dominio de Dios, al poder viviente de Dios sobre el mundo”.
         Este anuncio por parte de Jesús los relatan los evangelista sinópticos, centrándolo en la vida de los primeros cristianos, quizás no como anuncio, pero si como vida en ellos. Lo nuevo que trae Jesús es que éste anuncio           –Reino de Dios- que incluso, esperaba todo el pueblo de Israel, se cumple en Él, como el enviado del Padre. En palabras del autor se podría afirmar que “Jesús se encuentra en la línea de la esperanza  profética” en el cumplimiento de la Palabra de Dios en Él. “Jesús en persona es el misterio del reino de Dios dado por Dios a los discípulos”. El reino de Dios, es Él, Jesús. Como esperanza de la vida que se espera, “el futuro es hoy en Él”. Porque el “reino de Dios es acontecimiento, no espacio”.

 (II)
A subitanea morte, libera nos, Domine
          
         En este apartado sobre la muerte e inmortalidad, Josepf Ratzinger, nos muestra una gama de visiones sobre la inmortalidad del alma, sus dimensiones y su transcendencia, pasando por Platón hasta los autores que anteriormente ha estado basándose para sustentar su postura sobre la escatología.
         Uno de los aspectos importante que se puede tratar como reflexión es la postura que el autor tiene sobre la inmortalidad del alma, manifestando que esta visión no es acorde a la fe cristiana. El cristianismo defiende la integridad de la persona, su totalidad. No se puede aceptar la visión del alma separada del cuerpo después de la muerte. Se tiene que ver al hombre desde su realidad metafísica y transcendental.
         En este sentido, no es aceptable ver la muerte desde el nihilismo, el materialismo y el existencialismo puro. Estas visiones no responden a la crisis existencial del hombre frente a la muerte, no se le puede eliminar de su memoria como han pretendido hacer en esta época.
          El autor denuncia que hoy se pretende borrar de la memoria del ser humano la realidad de la muerte, incluso llegando al extremo de convertirlo hacedor con su propia fuerza para decidir su destino, su muerte. Para esto el autor enfrenta a la ciencia denunciándola por medio de la técnica deshumanizadora que usa para cumplir su fin, eliminar de la memoria del hombre la muerte, pues su fin en la tierra.
         Se podría decir que Ratzinger apunta a tres posturas del modernismo: El fenómeno de que la muerte es tabú, “la postura elitista” que propagan el tabú de la muerte como algo ajeno al ser humano, otra es la postura de la exhibición de la muerte y, la última el materialismo de la muerte.
         La respuesta que el autor da a estas corrientes, una u otra forma deshumanizan al ser humano, es la síntesis que hace con las letanías que la Iglesia eleva a los santos, la cual explica su fe frente a la muerte “de la muerte súbita, líbranos, Señor”. El ser humano tiene que ser valorado en su totalidad cuerpo y espíritu incluso después de la muerte, en espera de su resurrección en Jesucristo.

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