Por Daniela Calio
"Lámpara es tu Palabra para mis pasos, Señor, luz en mi sendero"
Lámpara frágil y firme me siento. Somos lámparas de barro en tus manos, Señor.
Barro modelado por Ti, dando forma con tus manos a nuestras aristas, a nuestra inconsistencia, a nuestra tentación de no ser lámpara. Barro, tierra, así nos quieres obra tuya que con el paso del tiempo se va solidificando, se hace más fuerte, más recio, más firme, más auténtico.
Lámpara que alumbra, sin pábilo vacilante, sin temor a ser apagada y con la confianza de que su razón de existencia en este mundo es "alumbrar" a los que se acerquen a ella. Lámpara acogedora, modelo perenne que utilizaban los primeros cristianos para orientarse y para orientar a los demás.
El barro, por si mismo no tiene poder para prender la llama, necesita del aceite para que la llama permanezca.
Y yo me pregunto ¿qué o quién es ese aceite en mi vida, Señor... La respuesta es clara, el aceite es lo que me mantiene firme, estable, serena, constante, lo que me empuja a avanzar, a no cansarme, las personas que hacen de mí lo que soy, lo que reflejo; las que con una mirada o un gesto me hablan de Ti; las que me tienden su mano a lo largo del camino haciéndome ver que todo es más fácil cuando se comparte, las que están pendientes de volver a poner aceite en mi lámpara para que no deje nunca de alumbrar.
Una sencilla lámpara de barro compartida quiero ser en la vida.
Dar luz, siempre dar luz, y mostrar a los demás desde lo que soy que eres lo más importante de mi vida, que eres el aceite que mantiene viva mi llama, que nada soy sin Ti y que contigo todo lo puedo.
Pon aceite en mi lámpara, Señor, solo así podré seguir buceando en la profundidad de mi ser, caminar por el sendero justo y darme a los demás desde dentro.
Te manifiestas en una llama, en el aceite, en el barro,? en mi vida ofreciendo amor a cada paso que doy.
Gracias por encontrarte y encontrarme en una sencilla lámpara de barro.
Quiero ser siempre LUZ a diario.
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