martes, 16 de noviembre de 2010

JESUCRISTO ME DEJO INQUIETO…

(Motivo)

No tengo idea cómo y por donde comenzar, ni cómo quedara lo que trato de escribir, pero bueno haré el intento, que el señor me ayude.
Hace días leí un libro que me encontré (bueno digo yo que me encontré, la verdad pienso que Dios permitió que lo encontrase) por ahí en mi casa, entre tantos y tantos lugarcillos de esos, si de esos donde dejamos las cosas metidas en cajas de cartón y que por diferentes motivos no les damos valor. Entre tanto y tanto, lo encontré por allí, ahí en una esquina metido en lo último de la caja (andaba buscando otra cosa que nada que ver con el libro), ahí estaba ese libro con un título que al verlo captó mi atención, “Jesucristo me dejo inquieto”, escrito por el P. Zezinho (1983). Al ver su portada colorida me tome la tarea de leerlo. (Vale decir que fue un regalo de una tía para mi mamá, cuando ella estaba más joven). Cuando terminé de leerlo surgió en mí una mezcla de pensamientos enmarañados y cabizbajos de una realidad errónea de mí mismo, hubo confusión.

Todo esto fue así, como si una estructura de metal sujeta por tornillos a sus tuercas que amarra cada una de sus vigas, tal estructura que era mi forma de pensar, de ver la vida y de verme a mí de cara a una realidad que desconocía de mi mismo. Con la ayuda de la palabra en mi comunidad, preparaciones, eucaristías, convivencias, palabras de mis catequistas, esos tornillos puestos por mi mismo se estaban zafando, unos por allá, otros por acá, estaba a punto de colapsar mi estructura. Al terminar tal libro, ese libro que estaba olvidado en rincón ha venido a hacer como un soplo que ha derribado toda la construcción. Esa construcción de formas de ver la vida erradamente, hechos por mi humanidad pecadora, y con gran cuota de mi enorme cabezota inútil.

Tal inquietud, me ha dado vueltas estos últimos días, que ha llegado a tal punto que he sentido la necesidad de compartir lo que he sentido, todo con el fin de que si alguno le nace leerlo perfecto, pero si no, ni modo. Escrito sin el objetivo ni el afán de incomodar, desinstalar, crear criterio, ni dar algún tipo de consejo ni mucho menos algún tipo de catequesis porque lo admito no sirvo para eso (que hasta en mi comunidad me cuesta un mundo dar una catequesis, y que si algo logro decir es porque el Señor me ayuda, pero no tengo ese don), como dije mi único motivo es expresar lo que he podido ver con la ayudita de este libro, una incomodidad que estaba escondida, que no sabía que existía, metida allá en el último rincón de una caja cargada de polvo, como el libro.

¡Hay, como me gustaría tener la habilidad o el don de poder palpar en papel (ahora pues en digital) los discernimientos de muchos que escriben posts que yo mismo saco el rato para leerlos porque me ayudan muchísimo (como los De Cristhian P, si no los han leído pues háganlo jeje), porque no tengo la palabra que ellos tienen, tal vez Dios me lo regale algún día. Escribo desde lo más pequeño y sencillo forma de expresión que EL Señor me ha otorgado.

Para dar una idea lo que trata el libro lo cito textualmente, con lo que viene escrito en la contraportada del mismo… “Estas páginas parten de Jesucristo, y han sido escritas para despertar del letargo, para vencer la vulgaridad, para suscitar inquietudes interrogantes en la gente joven. Nos hablan de los extraños caminos por lo que Jesus conduce a los suyos y del comportamiento de estos que deja mucho que desear”. Todo se va desenvolviendo en una conversación entre el personaje y Jesús, y un enfrentamiento al mi mismo.

El libro se enfoca en esto, aquellos que estamos llamados a ser profetas (todos como hijos de Dios). El Señor nos ha elegido, me ha elegido a mí, A MI, pero; ¿Cómo es esto posible? Yo no, no sirvo para eso.

Desde pequeño siempre estuve cerquita de la iglesia, la iglesia Católica, y también del camino, por mi papá, el caminaba desde antes que yo naciera, me llevaba convivencias de mes desde pequeño, nos cantaba los cantos del camino, a mí y mis hermanas para dormirnos ¡ah benditos cantos y salmos! Siempre he tenido a mi familia completa y unida conmigo, hoy en dia todos en mi casa caminan, porque Dios así lo ha permitido. Es más llevo 5 años de caminar, no tengo vicios, no le hago mal a nadie, ¿Que más se le puede pedir a la vida no? Una vida genial, que si he pasado momentos duros y todo el rollo que sabemos está compuesta la vida, no se pueden comparar con lo vivido por muchas personas, y sin ser yo un Santo, pero ahi con calma, llevando “una buena vida”.

Pero Dios todo poderoso permite cositas, y pues al leer ese libro se me desnudo la vista de mi “linda vida que llevo”, hasta me da risa y revuelco en la panza de solo ver lo engañado que estaba, y me saco de una zona de confort, y me ha dejado inquieto.

Yo no quiero ser profeta suyo, no estoy listo, no quiero eso para mí, que lo hagan otros yo cumplo con mi parte y ya, que Dios se meta con otros. ¿Por qué yo?, hay más allá afuera. ¿Dar testimonio de ti? Es tan difícil Señor ser profeta tuyo, y menos otro Cristo (¿Cristiano no?), se suma a esto la dificultad de mi debilidad de espisirtu y la juventud de mi vida e ir en contra de un mundo que parece ser tan llamativo.. Pero el señor me ha llamado, se vale de lo más pequeño e insignificante, y hay que responderle algo.

Hermanos, mi idea es ir compartiendo lo que en el libro viene (obvio no todo, solo las partes que mas me incomodan) y ver que engañado estaba, estoy. Como dije mi motivo es solo de compartir ideas y sentimientos, pero que si en algo ayudan a alguno, es por honra y gloria de Dios. 

"Me postre conciente de mi bebilidad, y me levante siendo sacerdote del altisimo". Santo Cura de Ars.

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“Escribí estas páginas para ver si logro algunos compañeros de inquietud, pues con los que hay hoy no tenemos ni para empezar…” P. Zezinho
Capitulo 1.
Yo era el hombre más calmo del mundo. Era la personificación de la tranquilidad. Yo era un hombre común, espectador educado y forofo del quipo que ganara, aunque aquello lleno de simpatía por los perdedores en el juego de la vida. Yo sabía ganar y perder, sin perder lo más debido.

Si llovía, yo dejaba que el agua cayese. Si hacia sol, le dejaba que helara. Si era primavera, yo dejaba que las flores crecieran.

Yo era el hombre más tranquilo de la parroquia. Todo estaba bien para mí, aun cuando no lo estuviese. Nadie tenía queja alguna contra mí, pues yo era un hombre de paz.

Ciudadano calmo, sin manías, sin extremismos, tranquilo y pacífico. Eso era yo. Si había miseria a mí alrededor, yo ayudaba un poquito y luego me tranquilizaba al saber que pocos hacían lo que yo.
Si veía sufrir, yo aportaba mi ayuda por algún tiempo y luego volvía a mi vidita particular, sin angustias ni inquietudes.

Si alguien me venía llorando, yo le consolaba con algunas palabras paternalistas, que son las que la gente dice siempre al que llora. Después seguía mi vereda…
Yo era un hombre bueno. No quiero decir que fuera el mejor sujeto del mundo, ¡pero tampoco de los perores!
No mataba ni robaba y hasta, de ves en cuando iba a ver una película o una función de circo.

¡Vaya vida! Yo me merecía un premio. En época de tanto egoísmo, yo era de veras un tipo leal y sincero. En una época de tanta neurosis, YO era un sujeto calmo que comunicaba la paz. En una época de tanto escapismo, yo era un tío metódico que nunca dejó de cumplir sus obligaciones. ¡Incluso rezaba todos
los días, cosa que pocos hacen!

Todo eso era yo: calmo, tranquilo, corriente, sabía estar en mi lugar, incapaz de entrometerme en la vida ajena, lleno de compasión paternal, buen vecino, buen amigo, buen empleado, bien hijo, buen ciudadano… ¡Manuda Vida! Yo me merecía un premio Nobel de la tranquilidad…

Justo entonces Jesús pasó por mi vida… ¡y ya nunca me pude quedar solo en la mía! Cuando el pasa, o uno entra en la suya o se queda sin ninguna…

En realidad, quedé impactado con esto, empezando no más, sentí como un cólico en el corazón, no estaba entendiendo bien.
Me dije, pero entonces que es este Dios, que siempre quiere más y más, nunca se le puede quedar bien, ¿no es suficiente con lo “bueno” y “tranquilo” que puedo llegar a hacer? Entonces volví a ver hacia mí y vi un vacio que según yo no existía, porque estaba completo de “mi mismo engañado”.

Si hay algo que me gusta hacer es dormir, ahhh cuanto amo dormir, y dormir bastante, es rico por que te encuentras en tu cama cómodo y descansando entre suaves sabanas quietas. Y Si hay algo que me cuesta hacer es levantarme temprano ya sea para ir a la facultad o al trabajo con mi papá. Pues es justamente esto, me he encontrado en estas sabanas de la vida, una vida relativamente tranquila sin sobre saltos; pero ha llegado el momento de levantarse, dejar esas seguridades, esas sabanas de descanso. Veo también como soy como el ciego de Jericó (Mc 11, 46-52) este que era ciego de nacimiento, reflejando mi pecado original. Este que se encontraba a la orilla del camino quieto sin necesidad de moverse viviendo nada más o mejor dicho sobreviviendo, sobreviviendo para mí. Y yo cuanto tiempo he pasado sentado ahí a la vereda, quedándome a la orilla del camino y veo todo pasar sin hacer nada quejándome muchas veces de mi realidad, entre afectos no correspondidos (más adelante creo hablare de esto), deseos de fama y poder que se no valen la pena pero aferradodito a ellos indirectamente. Este que deja su manto y su rincón al oír que pasaba Cristo ¿cierto? Deja sus seguridades, se incomoda al oír que pasaba Jesús por ahí.
Me pregunto yo, que le costaba pues quedarse quieto, le daban limosna sobrevivía “bien”, la pasaba sin apuros, como yo “Premio nobel de la tranquilidad”.Una vida de apoltronamiento construyéndome a mí mismo.

Más el sabía que Jesus sanaba enfermos, y se dispuso, dejo su manto (esas sabanas de descanso) y gritaba ¡Jesús Hijo de David Ten Compasión de mi! A este ciego que Jesus mismo dejo inquieto. El ciego le dice al Maestro, quiero ver, (Señor yo también quiero ver con los ojos del espíritu dame discernimiento para ver qué quieres conmigo) Jesús le sana y le dice que su fe le ha sanado, se levanta (de la cama podría decir también verdad) y LE SIGUE por el CAMINO, POR EL CAMINO DE LA VIDA.

Siento que me estoy quitando ese barro de los ojos, y que Dios me dice sígueme, te elegido. Nos ha elegido.
Parte de lo que exprese anteriormente que me incomodo tal lectura era esto, vivia en anestecio de vida "genial", y ver que Dios no quiere solo eso, quiere más de mi.. lo quiere TODO¡ Aun hoy no se que es, pero algo grande será, en su momento su espiritu me ayudara a discernir, los invito pues hermanos a que se sientan incómodos.
...Tal fue su incomodes en el madero, que no tuvo siquiera donde recostar la cabeza...

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Capitulo 2.
Por causa de Jesucristo
Entonces mi corazón pasó a conocer un mundo diferente. Empezaron a motejarme de agitador, porque yo hablaba, sin callarme ni un minuto siquiera, en las asambleas de mi tiempo y de mi siglo. Insistían en llamarme profeta, siendo así que yo era un hombre normal, que me gustaban las cosas sencillas y procuraba, dentro de mis límites, verlas como las vería Jesús de Nazaret.
El me hacía ver con los ojos, mientras antes yo veía con la filosofía. El me hacía sentir con el corazón mientras antes yo sentía con la lógica. El me llevaba a respirar con todo mí ser, mientras antes yo apenas respiraba con el raciocinio. ¡Empecé a respirar 
la vida con fruición!
A mí alrededor moría un mundo cansado y malherido de soledad.
Pensé para mí: El hombre tiene nostalgia de Dios, sin saberlo. Me quedé pensando en todo aquello: el hambre, la ganancia, la miseria, la sociedad sin Dios, los niños, las madres solteras, las chicas puras e ingenuas, los muchachos sinceros y honestos, los adultos insatisfechos y amedrentados con la propia inmadurez, el hombre cansado y neurótico, el ignorante feliz, el ilustre profesor descontento y perennemente agresivo, los abortos, las matanzas, los suicidios, las pantallas sucias del cine, las aulas de violencia, las salas de espectáculos, la irresponsabilidad de los responsables, la vacilación de las columnas, la superficialidad de los fundamentos, el hambre de amor y la hartura de sexo…
Me dio escalofrío.
¿Y Jesús? ¿Dónde estaba él dentro de todo este mundo? ¿Dónde andaban su
verdad y su doctrina?
Los hombres de mi tiempo conocen a Jesús folklórico muy útil, pensé para mí: ¡pero Jesús de Nazaret sigue siendo ignorado o adulado… y raramente escuchado!
De nuevo me asaltó la pesadilla de la realidad: las matanzas en los aeropuertos. La tortura del hambre. La violencia que se pasea por todo el mundo, las guerras que terminan en el este para explotar en el sur, el aborto, las ferias de erotismo, la inconsideración total a las creencias y convicciones de quien carece de todo otro consuelo en medio del hambre y la injusticia de su condición infrahumana, la risa sarcástica de quienes matan lentamente a la juventud con semidosis de droga y sexo, la prepotencia de quienes envenenan la mente del pueblo con doctrinas de libertad omnímoda y la fuga de todas las responsabilidades, el juego de los intereses, la sed, el hambre, el dolor, los sufrimientos que minan al individuo, los paralíticos, los perturbados, los neuróticos… víctimas de una civilización que obliga a competir al hombre con las máquinas, los marginados, los irrecuperables, los pequeños y los grandes asesinatos.
Me quedé pensando en Dios.
Y no pregunté dónde estaba él… Yo recordaba que las ondas de la radio se difunden por todas partes, y sin embargo, muchos hombres están en las salas, aunque nadie se fije en ellas.
Yo reconocía que Dios está presente en el hombre y que, a pesar de eso, es el gran ausente. Es una tremenda
 pesadilla saber que el Omnipotente está presente y que, sin embargo, parece ausente. Es terrible saber o creer saber que Dios es el padre que ama a sus hijos y que, con todo, no defiende a los inocentes maltratados en los aeropuertos, ni a los campesinos hambrientos que piden una gota de agua para sus sembrados, ni al papá desesperado que pide la vida para el hijo desahuciado.
Jesucristo me ha enseñado a tener seguridad de que si pido en su nombre, el Padre no me negará 
ninguna cosa. ¡Pero ni el mismo 
consiguió todo lo que pidió al padre!
No apartó de él el cáliz de amargura. Nadie vino a librarle de aquel momento. Y al final, él mismo
 gritó al padre intentando saber por qué le había abandonado.
Seguí pidiendo. En fin de cuentas, yo necesito bastante más de lo que necesitaba Jesús.
¿Cuántas veces mi ceguera, me impidió ver que Jesucristo se hacía presenta cada día de mi vida? Era tal que no podía ver lo que había a mi alrededor, vivía en tinieblas, recordando aquella frase utilizada por Jesús para aquellos que no le podíamos ver en todo momento. Ocupado por mi vidita particularmente llena de cosas que cualquiera pudiera querer, que aunque no tuviera el dinero y fama que alguno quisiera, era una vida “ejemplar”, engañado me decía, “era lo mínimo que podía obtener” por mi forma de ser, impecable, yo no era como los demás. Pues por un lado me enseñaron que existía un Dios todo poderoso, y lo creía hasta que luego, poco poco vinieron cosas que me fueron incomodando, con respecto a ese Dios. Eran tiempos que como dice el fragmento, con lo único que contaba para medio ver era solo mi punto de vista, siendo esta tan pequeña y fácil de doblegar frente a los discursos que solemos escuchar en nuestras universidades “humanistas”, (que de humanistas no tienen nada, van en contra de la vida) estaba lleno de movimientos filosóficos, planteados por aquellos que llenos de estudios y diplomas, refutaban la existencia de Dios a cada momento, ponían en jaque a aquel que sin tener un solo título, todos le llamaban Maestro. Yo quería creer muchas veces que el existía, pero como hacerlo. Conforme uno va creciendo se va dando cuenta cada vez más de la realidad en la se desenvuelve, y eso a veces puede resultar chocante y hasta doloroso. Pues en mi punto de vista, me costaba creer que hubiera tal Dios, en mi no encajaba, que con tantas cosas que sucedían en el mundo, el estaba presente en medio de nosotros. Había tanta maldad. Y donde quedaba todo lo que el predico, y todo por lo que el siendo hijo de Dios, se dejó matar. No respondía a la necesidad de cada uno de nosotros en nuestras tristezas. Me era muy difícil creer que actuaba en medio de cosas tan abominables, no le podía ver. Me resguardaba en mi grandioso yo, afectos, y aunque siendo pobre, también me había resguardo en mis pequeñísimas riquezas, estaba igual que Jacob quien siempre se apoyaba en su talón. Todo eso era parte de un escudo que iba delante de mí. Me poyaba en mis fuerzas. Luego de ver lo que sucedía afuera, en el gran mundo, volví a ver hacia dentro. ¿Qué había? Sorpresa, vivía en un sufrimiento, no era feliz.
Y no comprendía por qué. Y lo peor de todo es que no sabía que era infeliz. Me sorprendí de esto. Y me preguntaba el motivo. No había captado el mensaje que por mucho tiempo venia escuchando. Todas las respuestas estaban en la incomodidad de la gloriosa Cruz. Mientras yo solo sabía cuestionar y preguntar, el hacía con hechos sin necesidad de decir una palabra, mientras yo dudaba, el hacia milagros, mientras más quería apartarme de él, me decía deja TODO y sígueme. Porque mientras yo juzgaba a tantos, el me tenia compasión, mientras yo me ponía en lugar de él, de Dios mismo, el me seguía amando y me veía con sus ojos de misericordia. Por que como en aquellos tiempos yo hubiera sido una de tantos fariseos que rezaba y le daba gracias a Dios por no ser como los demás, de pecadores e injustos, que hasta en las oraciones buscaba mi propia glorificación y no la de mi señor, cuan grande era mi soberbia.
Tal incomodad a la que evoco en estas publicaciones son parte de esto, ver como este escándalo de la Cruz es una respuesta amarga para la soberbia del mundo, y en su momento para mí lo era, pero he entendido que la felicidad viene de poder morir a mí mismo y todo lo que el Combo “Gerardo” lleva consigo, más no en mis fuerzas, una cruz con Cristo. Y saber que todo en lo que creo no es una farsa impuesta por algunos, ni es fruto de la idiotez aglomerada y contagiosa de unos cuantos rezagados en el olvido. Dios no es eso, es la vida y única felicidad, que me viene de él, la verdad que me abre los ojos, el único que le devuelve la pureza a mi corazón y mente aun cuando la he perdido por completo debido a mi pecado, para él nunca voy a hacer un ex, si así es para él no existen los “ex”, no soy un ex –pecador, un ex –ladrón, un ex –lujurioso, nada de tantas cosas que puedo llegar a hacer. ¿La verdad? cual es la verdad, pues que él me ama, por medio de este misterio ver que no necesito disfrazarme de cosas para llamar su atención. No me juzga.
Digo abiertamente que, si Dios me ha puesto en comunidad, en este Camino de creciemiento en la fe era para que yo pudiera ir viendo lo que él me quería regalar, y poco a poco a pesar de mi terquedad, pueda ir entrando en su voluntad y dejarme ser utilizado por él.
Dios los bendiga, y recen por mi, por favor.
Mi corazón está inquieto hasta que descanse en el Señor.”  San Agustín.
Confiese, pues, yo lo que sé de mí; confiese también lo que de mí ignoro; porque lo que sé de mí, lo sé porque tú me iluminas, y lo que de mí ignoro no lo sabré hasta tanto que mis tinieblas se 
conviertan en mediodía ante tu presencia...

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Capitulo 3.
Los convidados
“Los hombres de mi tiempo están limitándose por demás”. “van demasiado aprisa, para no ir a sitio alguno”…
Esto es lo que yo solía decir cuando veía los noticiarios. A fuerza
de oír lo sensacional, lo diferente, lo negativo, yo había llegado a creer que la humanidad estaba podrida y corrompida.
Entonces fue cuando, leyendo las cartas de san Pablo, constaté que hace dos mil años ya
se cometían los mismos pecados de hoy. En aquel tiempo había un grupito de
hombres, mujeres y jóvenes convencidos de que estaba despuntando un orden
nuevo.
Y pensé para mí: ¡Tal vez el reino de Dios tenga todavía una oportunidad!
El mundo sigue salvándose por obra de unos locos que han tenido el valor de creer que las personas se hacen hermanas el día en que se presenta Jesús de Nazaret, el hijo de Dios.
Sin duda, la quietud es una manifestación de límite.
Hoy en día, en mi diario vivir tratan de limitarme, pero no desde el punto de vista del mundo, que dice ciertamente en sus tantos discursos ideológicos, que me dicen que siempre rompa con las barreras, que no tiene que haber límites para “realizarme como persona íntegra”, con un título que exponga y diga quién soy yo, si un ingeniero que todo lo levanta, un abogado que defiende lo indefendible, deportista incansable, músico súper dotado; ojo que con esto no quiero decir que preparase desde el punto de vista académico sea malo, por el contrario es importante.
Pero tal pregunta la lanzo con respecto a nuestra forma de ver más allá. De lo que podamos realizar como punta de barco que rompa con el iceberg. Con respecto a mí, puedo ver como el mundo me quiere limitar a cosas que me asemejen al Señor, por ser hijo suyo claro está.
Pues resulta que un día de estos cuando ya había terminado las clases del día en la universidad, me dispuse a tomar el autobús para el viaje a casa. En el camino me topé con un embotellamiento de esos buenos, que ustedes se podrían imaginar (acá en Costa Rica suelen ser muy usual tales embotellamientos). El viaje a mi casa lleva su tiempo, entonces me quería dormir, porque venía cansado, pero resulta que no podía. Al mirar por la ventana pude ver a los otros automóviles, las personas caminando por la acera, la tarde que menguaba, la lluvia que se resbalaba por la ventana empañada, las luces encendiéndose, lograba oír los pitos de los demás automóviles, pero yo quería dormir. Al cabo de un rato de casi no haber avanzado nada, el autobús ya se estaba poniendo en marcha, y al momento avanzaba a su velocidad normal. Iba rápido. Ahí empecé a ver pasar todo de una forma rápida, ya no veía claramente, las imágenes se hacían menos gráficas, y ya no podía poner atención a todo como lo hacía un rato atrás. En ese momento si me empecé a dormir. Después de un rato de viaje llegue al lugar donde me tenía que bajar.
En eso que iba caminando el pequeño trayecto que me faltaba para llegar a casa, empecé a analizar lo sucedido. Me pregunté, ¿por qué me logré dormir hasta el momento que el bus iba a su velocidad normal? A pesar de que iba igual de cansado.
Y lo compare con la vida, el día a día que muchas veces llevo. Apresurada, sin pausa, acelerada, movida por impulsos, sin ver lo que hay a mi alrededor. El mundo de hoy busca eso de mí, que no piense (en la sabiduría de Dios y en su palabra), que no sienta, que no me conmueva, que me deje llevar solamente, que venga acá, compre aquí, que tal tipo de música es la que tengo que oír porque si no estoy en nada, que me afane en asegurarme un “futuro próspero” para MI. Acaso Cristo se dejó inmutar. Vivía el hoy, insistía en tener las lámparas llenas de aceite como las vírgenes prudentes para cuando llegase el novio nos pudiesen reconocer para entrar en las bodas. Estar siempre atento, para cuando llegase el momento, que iba a llegar como un ladrón, sin avisar. Pero que veo hoy, pues esto, un mundo que me quiere distraer, que me quiere dormir, que quiere que me acomode.
Cuantas veces he dejado de servir a los demás por mi egoísmo, en mi familia, en mi comunidad, o alguien que simplemente lo necesite. Cuantas veces he andado en la calle distraído pensando en que sabe cuántas cosas y me dejo afanar por eso. Cuantas veces tal vez ha tenido un hermano que necesite que le escuche, y no lo hice, me deje limitar. Por que soy como cualquier joven, que le gusta salir e ir a fiestas y bailes, que le gusta tener consumir, que le llama la atención todo lo que el mundo me ofrece, no voy a mentir, no lo niego, es que a la "vista" se ve tan apetecible. Pero puedo decir que hoy ha cambiado. No voy a decir que soy un joven intachable ya que hoy por hoy no ando metido ahí, por que de mi no sale nada bueno, PARA NADA, por el contrario por que si por mi fuera, ¡bueno! ustedes se podrán imaginar. Eso soy yo, un débil que se deja sorprender por esas cosas. Pero el Señor hace cosas maravillosas, el me ha hecho ver en mi pequeñez y cabeza dura que la vida no está ahí. Lo puedo decir por que lo he experimentado, esas llamadas "fiestas" que no me acordaba cuando acababan por el estado en me encontraba, que mi actitud era tan superficial solo para poder ser aceptado por los demás y que vieran en mi que yo podía ser igual que ellos, y todo eso a escondidas de mis padres por supuesto. Hoy veo que grande es el Señor, gracias a el fue que hoy no estoy en una vida llena de muerte, y de cuanto más me libró, de caer en más pecados como en la fornicación (bendito seas por no dejarme caer en eso) solo por poner un ejemplo, por que al paso al que iba era nada más de un chasquido de dedos para andar arrastrándome por el suelo o metido en quien sabe que lugares.
Yo sé que si hoy escucho la voz del señor, podré ver lo que él tiene para mí, podré ver su amor en cada pequeño detalle que me rodea, y que en realidad no ha desaparecido; solo porque el mundo así lo dice, podré atender a su llamado y a su voluntad, podré ablandar el corazón gracias a la escucha de la palabra y dejar que El mismo actué en mi y no entorpecer la obra del señor. Insisto en la inquietud del espíritu, así como Jesús nunca se quedó quieto, iba por todos lados llevando la buena noticia de ciudad en ciudad andaba, no pasaba más de tres días en un solo lugar, ni siquiera en el sepulcro, porque de ahí salió victorioso y quiere que le siga, entonces ¿a andar se ha dicho no?. Señor ayúdame a ser libre como tú lo fuiste, a no vivir atado a nada, a no dejar que las corrientes del mundo me lleven al abismo de una vida monótona sin sentido, ahogadas en mares de muerte con una máscara macabra de consumismo y disfrute plena de la vida sin ti que nunca llena,por el contrario me vacían más y más, que conviertas mi agua, que no tiene sabor en vino nuevo, que me embriague de él, y que de alguna u otra forma deje de limitarme en el espíritu.Y que como esos “locos” no tenga miedo de ser tachado y esquivado por los demás, por el contrario poder invitar a los demás con la ayuda de Maria, a convidar a otros a estar despiertos, que tu le das sentida a mi vida, la das sabor, porque tu lo has hecho conmigo, y que mi pecado no sea un motivo para no hacerlo.
Jesús les dijo: —Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde.

Luego les dijo: —Sacad ahora y llevadlo al encargado del banquete. Se lo llevaron;

y cuando el encargado del banquete probó el agua ya hecha vino, y no sabía de dónde venía (aunque los sirvientes que habían sacado el agua sí
lo sabían), llamó al novio

y le dijo: —Todo hombre sirve primero el buen vino; y cuando ya han tomado bastante, entonces saca el inferior. Pero tú has guardado el buen
vino hasta ahora.

Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

Después de esto, él descendió a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos; y se quedaron allí no muchos días.

capitulo 4.
La Cruz
Una noche nos pusimos a hablar de nuestras cruces. Empecé yo: NO quería que me llegase, pero vino, ¡tenia que venir! Aun sigo queriendo que no. Aquel encuentro en el Tabor me caía que ni pintado; yo me sentía muy a gusto con aquel espectáculo de la transfiguración. Hubiera sido sólo cuestión de montar tres tiendas y… ¡hale!, con un golpecito de magia, podías haber hecho, Señor, que aquello fuera eterno…

No es que yo me lo hubiera merecido; pero ¿Por qué va a ser preciso sufrir? Es verdad, Jesús, que yo tenía que llegar a la cruz, si quería seguir a tu lado. ¡Pero es que tú la escogiste, y yo no! Tú sabías todo lo que te iba a pasar, mientras que yo no tenía ni idea del modo como la cruz iba a salir a mi encuentro.

Yo sólo quería pruebas de amor, y pensé que con que me acaeciese todo lo que me gustaba, ya sería una señal de que tú me amabas de veras. Por entonces era fácil, y hasta embelesador, decir “¡gracias!” “¡agradecido!”, “¡muchas gracias!”

Después vino aquella enfermedad, y aquella calumnia impía… Y los sueños y castillos construidos durante años, cayéndose en una semana…

Luego vino el pan chapuceramente amasado por el diablo; y hubo que pensar lo impensable; y la soledad; y el desamparo; y la agonía sudando sangre…

Señor, ¡no aguanto más! ¡Basta! Si es posible que esta cosa se aleje de mí. ¡Ya no tengo fuerzas! ¡Me estoy volviendo loco!

¡Ayúdame, Todavía no la he entendido. Vergüenza me da decirlo, pero hablo francamente. De vez en cuando me pregunto, muy adentro de mí: ¿Por qué, por que? ¿Por que se necesita ser crucificados para poder resucitar? ¿No sería mejor seguir viviendo para siempre? ¿Por qué es necesario que un profeta sufra? ¿No hay un camino menos tétrico para enseñar la alegría al pueblo, Señor? ¡Y nunca ha tenido respuesta! Tan sólo… una semilla que planté en el jardín de mi casa, pocas semanas después, germinaba…

Ya sabemos pues hermanos que todos tenemos una Cruz con nombre y apellidos, es muy personal y única, que nos enfrenta a nosotros mismos con Dios, y que en nuestro caminar se nos ayuda a saber cual es. La forma en que quiero abordar este post es del punto de vista del sufrimiento, Así como lo vivió Cristo mismo, como hombre, lo puedo vivir yo, y como Dios lo permite. Pues bien deseo mencionar que lo único que me ayuda a entrar en mi realidad y lograr discernirla es la palabra que recibo, que me viene del Señor, pero como ya les dije, ahhh¡ condenillo libro que me ha ayudado.Pues si, así es, le tengo miedo por que me hace totalmente vulnerable, me acorrala, veo mi debilidad y pequeñez ante el sufrimiento que puedo vivir, reflejada en el signo que de la Cruz.

“Suelo verla tan grande y pesada, me consterna, me aterra, creo ver como se puede convertir en desesperación y suicidio, no la entiendo.

¿Abrasarla, quererla, besarla, no dejarla botada, tomarla entre mis brazos y seguirle, ver en ella la única forma de poder acercarme a Dios…? ¡Bahhhhh!… que clase de locura es esa, ¿eso es lo que quiere Dios para mí? No… Gracias, Paso.

Así lo veía yo...
He ahí el primer error, no querer aceptar que en medio de todo lo que pudiese estar pasándome bueno y MALO, detrás de todo eso estaba Dios.

Toda la vida le he huido al sufrimiento, no me gusta, como lo puse en un post anterior, es una realidad difícil de digerir para mí, una sensación amarga y espinosa. Pero por que lo veía así, por que llevaba mis sufrimientos, esas cargas sin ayuda, por eso me resultaba tan chocante, por que tenia a mi Cruz pero sin el Cristo, era una Cruz sola, expectante e incomprensible. Por que va a hacer preciso sufrir, a mi por ejemplo el sufrimiento que pase hace tiempo ya, con una persona a la que llegue a querer tanto, como nunca me había pasado antes en mi corta vida, por que al principio parecía que todo sucedía como yo siempre lo había deseado, a veces ni me lo creía. Al paso del tiempo era solo eso, un sentimiento tremendamente grande, nada más, sin ser correspondido, que al fin y al cabo era un espejismo en el cual yo me había refugiado. A pesar de lo que podía sentir hacia ella yo todo lo bueno que había en mi, no seguía el camino que a mi me hubiera gustado que siguiera, el dolor de ver que esa persona no era para mi por medio del tiempo y las acciones, se convirtió en un dolor muy fuerte que yo no había pedido, solo sucedió, como lo escrito ahí arriba, y no solo con esto sino en muchas situaciones mas en mi vida.

Aunque no entiendo muy bien por que me llego a pasar eso ami, sin yo pedirlo, através de este dolor que el
señor permitió, funciono para que pudiera volver mi rostro hacia el, mostrarme que mis seguridades y felicidad en lo que yo depositaba mi vida no estaba en los afectos, ni nada que alguien me pudiese ofrecer sino en el amor de esa Cruz, de servicio y donación al otro, y que el poder amar al otro pasa primero por ver a Cristo mismo en el hermano, indistintamente del sentimiento que haya de por medio (enamoramiento, amistad, amor de padre y madre, de hijo, de hermano, de famila).
Esto no son palabritas nada más, son palabras MAYORES, que es una realidad muy grande para mi pequeñez, pero esto también me recuerda que debo de tener presente que esta realidad a la que me invita
Dios a vivir, para poder ser Cristiano verdadero (por que un Cristiano sin una cruz, o que la niega, o la tiene y reniega de ella, no es un verdadero Cristiano) se vive en comunión con el, indistintamente del sufrimiento y angustia que pueda estar pasando.
Hermanos les he contado parte de mi vida solo por compartir un poco con ustedes lo que el señor ha ido haciendo en mi vida, estoy muy lejos de lo que el me pide, me falta mucho, crecer en la fe y encontrar la humildad, soy muy arrogante, soberbio, a veces necio, cabezón, desobediente chichoso, y un sin numero de cosas más, pero lo que me ha inquietado es ver como Dios se fijado en mi, y me ama como soy, quiere algo conmigo, siendo yo un siervo inutil, pero bueno el señor ya empezado, solo le pido que termine en mi lo que el mismo a iniciado. Hasta aca he llegado con esto, queriendo compartir experiencias de vida.
"Grandes Cosas ha hecho el señor, maravillas ha hecho el señor con nosotros"... Conmigo en especial.
Que la paz del señor este con cada uno de ustedes y la intercesion de la Santisima Madre vele por ustedes.
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