''Que nadie tomó a Dios por amigo (que no se lo pagase); que no es otra cosa oración mental -a mi parecer-, sino tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quién sabemos nos ama. Y si vos no le amáis (porque para ser verdadero el amor y que dure la amistad se han de encontrar las condiciones, la del Señor ya se sabe que no puede tener falta, la nuestra es ser viciosa, sensual, ingrata), no podéis acabar con vos de amarle tanto porque no es de nuestra condición; pero, viendo lo mucho que os ama, pasáis por esta pena de estar mucho con quien es tan diferente de vos.
¡Cuán cierto es sufrir vos a quién os sufre que estéis con Él ! ¡Oh que buen amigo hacéis, Señor, como le váis regalando y sufriendo y esperáis a que se haga a vuestra condición, y tan de mientras le sufrís vos la suya! Tomáis en cuenta, mi Señor, los ratos que os quiere, y con un punto de arrepentimiento olvidáis lo que os ha ofendido.
Es una amistad la que (Él) comienza a tratar con el alma, que solo las que lo experimentéis la entenderéis.
Tomado del libro de la ''Vida'' de Santa Teresa de Jesús y del Conc. 4,1
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