sábado, 25 de septiembre de 2010

LA PUERTA ESTRECHA…

Martires 024

La puerta era estrecha , pero el premio por entrar por ella inmenso; la felicidad.

Día tras día se acumulaba un multitud ante ella e intentaban entrar, pero nadie lo había conseguido todavía. La puerta a simple
vista siempre tenía el mismo tamaño, pero fuera como fuera la persona que
intentaba entrar esta se comprimía y no había forma de traspasarla. Ya podían
ser gordos, flacos, altos o bajos, la puerta no permitía entrar a nadie.

Pero tenía que haber una forma para entrar por ella. Él lo había dicho. Y si Él lo había dicho, tenía que ser
verdad., porque Él era la verdad.

Pasaron muchos meses y nadie conseguía traspasar la puerta.

Un día apareció a lo lejos un grupo de esclavos con un gran cofre, escoltando a
una persona que fue reconocida por todos. Era el más rico y poderoso de todo el
país. Hombre conocido por su avaricia y por su falta de escrúpulos a la hora de
amasar y amasar riqueza y poder. Todos se quedaron en silencio.¡ Se dirigía a
la puerta!

¡Está loco!, se decían unos a otros, observando a aquel personaje con más de ciento cincuenta kilos de peso, totalmente vestido con tejidos
de maravilloso colorido, y enjoyado con pulseras, anillos y cadenas.

image

Se paró a pocos metros de la puerta, se volvió a los esclavos, soltó sus cadenas y les dijo: sois libres.

Volviéndose a la multitud que observaba sorprendida, abrió el cofre y empezó a arrojar sobre ella una inmensa cantidad
de monedas de oro hasta que el cofre quedó totalmente vacío. El revuelo fue tremendo,
codazos, empujones, peleas, por conseguir alguna de aquellas monedas.

Acto seguido se desvistió hasta quedar tapado únicamente con una túnica vieja y llena de remiendos y dando la espalda a la multitud se
encaminó con paso decidido hacia la puerta.

Se quedó a escasos centímetros de ella, esperó a que el alboroto acabara, volvió
la cabeza hacia todos los que lo observaban
en silencio y sonrió. Un segundo después entró por la puerta.

La gente se quedó sorprendida. ¡ Había pasado !

Todos se apresuraron a imitarle. Se desprendían de todas sus ropas y se lanzaban contra la puerta. Pero nadie consiguió pasar
por ella.

¿ Qué secreto era el que abría la puerta? ¿Porqué aquel hombre enorme, egoísta y avaricioso había podido pasar y ellos no?

Querido amigo. ¡Yo también estaba allí! ¡Yo también intente cruzar aquella puerta estrecha!. ¡Yo tampoco conseguí pasar por ella!

Hoy voy a intentarlo por última vez. Me desnudaré como tantas otras veces, me volveré hacia todos los que me miran, les sonreiré e intentaré cruzarla.


Pero esta vez dejaré caer esa monedita de oro que sujeto con tanta fuerza en mi mano, como tenemos todos los que esperamos ante la puerta, desde el día que la recogimos del suelo y que pertenecía a aquel hombre que por primera vez cruzó la puerta.

image

No hay comentarios.: